miércoles, 20 de julio de 2011

FIB 2011: viernes 15


Para muchos fibers el festival parecía comenzar oficialmente el viernes. Muchas pulseras de 3 días entre un público que esperaba con ansias la que, a la postre, sería la decepción más grande del festival: The Strokes. Por suerte, la noche terminaría con un buen sabor de boca gracias a Friendly Fires:


THE PARIS RIOTS: La banda de Manchester fue una de las sorpresas agradables del festival, más por actitud y dedicación que por sorprendente propuesta musical. Situados en un punto intermedio entre el nervio de Mando Diao y la intensidad y épica de Kings of Leon, el cuarteto hizo gala de un sonido contundente y furioso. Todas las miradas fueron para su entregado líder, un tipo al que era más sencillo encontrar en el foso o sobre un amplificador que en el centro del escenario.

BRANDON FLOWERS: Sin la compañía de su banda, el texano pierde la condición de cabeza de cartel que ostentó hace un par de años, pero es indudable que mantiene gran parte del tirón entre el público. Vestido elegantemente, Flowers interpretó la mayoría de los temas de su debut en solitario e hizo alguna concesión a la carrera de The Killers. A pesar de su excelente voz, el concierto se tornó aburrido y monótono con el transcurso de los minutos, por lo que nuestra atención recayó en muchos momentos sobre la guapísima corista rubia. Los momentos más agitados se vivieron con la llegada de clásicos como Read my Mind y una final y ochentera Mr. Brightside.

HERMAN DUNE: Estrella Damm mediante, Herman Dune consiguieron congregar un numeroso aforo en el Escenario Fiberfib.com. Los franceses demostraron rápidamente que su sólida carrera no vive únicamente de I Wish That I Could See You Soon, canción que sonó hacia la mitad del show, sino que su mayor baza es su experiencia y maestría como músicos. Es probable que su alegre pero sosegada propuesta folk hubiera funcionado mejor en un horario algo más tempranero.

ART BRUT: Estamos seguros de que nadie se acordó de The Morning Benders gracias al quinteto británico. Gran parte de la culpa la tuvo su enorme líder, un perfecto maestro de ceremonias que responde al nombre de Eddie Argos. Sudó y se desgañitó como el que más, camino varios metros entre el público micro en mano y presentó a todos los miembros de una banda solvente y enérgica que aporreaba sus instrumentos como si no hubiera mañana.


THE STROKES: Llegó el día D y la hora H. Todo el mundo abarrotaba el Escenario Maravillas, apostamos a que en las barras no se servía cerveza ni en los puestos comida, el recinto se paralizó al completó. En ese momento comprobamos de primera mano que Benicàssim registraba un aforo estratosférico, quizás el mayor de su historia. Tras montar semejante revuelo, y con algo de retraso, The Strokes salieron al escenario. NY City Cops, Alone, Together y Reptilia deberían haber supuesto un inicio arrollador que les llevara hasta los fiber-altares, pero en ningún momento convencieron. Más bien se trató de una decepción en toda regla, por mucho que nos duela reconocerlo. La falta de feeling entre los miembros del quinteto es más que palpable y eso se nota sobre las tablas, por no hablar de la falta de carisma como líder de Julian Casablancas. A lo largo de su brevísimo directo, apenas 60 minutos, sonaron todos y cada uno de sus éxitos y, para regusto de muchos, su cuarto disco no tuvo excesivo protagonismo. Aunque el sonido no acompañe, es misión imposible no corear y mover los pies con Last Nite o Someday, pero en ningún momento fue suficiente. En definitiva, una actuación con muchas más sombras que luces que fue culminada con Take It or Leave It.

JAMES MURPHY: El capo de DFA se colocó tras los platos del segundo escenario con su habitual pinta de hombre totalmente normal y luciendo una barriga que comienza a ser prominente. Murphy no es el dj más técnico del mundo, pero su inabarcable carpeta de discos puso a todo el mundo a bailar sin excusas: disco, afro-beat, funk, house neoyorkino... Una lástima no disfrutar de él al frente de LCD Soundsystem, pero el desgaste de zapatillas mitigó por completó las dosis de melancolía.

FRIENDLY FIRES: Afortunadamente para nuestras ganas de bailar, el recinto se vació muy mucho tras la actuación de The Strokes. La noche tenía olor a chasco magno, pero Friendly Fires lograron remontarla con una suerte de batucada ante la que era imposible permanecer parado. Los hits de su debut (únicamente se echó de menos In the Hospital) sonaron tan tropicales y veraniegos como se esperaba y, para colmo, las canciones contenidas en su reciente segundo disco ganaron en velocidad y desenfreno mediante la sobrecarga de percusiones que se dio cita sobre el escenario. Y liderando semejante tornado estaba la persona que más calorías quemó durante la hora de música a base de contoneos de todas las formas y colores: Ed Macfarlane. Un trío de muchos quilates como el compuesto por Paris, Hawaiian Air y Kiss of Life sirvió de apoteósico cierre para el mejor concierto del día.

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